En el pasado de la vaca serrana negra, al igual que el de sus congéneres del Sistema Ibérico: avileña, sayaguesa o salmantina, fue, junto con la oveja merina, el motor de la economía castellana y de la construcción de España mediante instituciones como la Cabaña Real de Carreteros con más de diez mil carros de “puerto a puerto”.
Hoy, esta raza es la que mayor peligro de extinción sufre en todo el país, precisamente, porque durante milenios fue educada para el tiro de pesadas cargas dando lugar a un animal orientado a crear hueso y musculatura; morfología que le impide competir en la producción de carne con otras razas de rápido crecimiento y con ello, la condena a la extinción.
Gracias a la labor de la Diputación de Soria, que viendo peligrar la especie, compró a la Diputación de Burgos sus ejemplares para custodiarlos en la finca de Taniñe, quedan hoy 200 ejemplares.
Por otra parte, la actual C.R.C. impulsó a nuestros socios carreteros a la adquisición y doma de estos selectos animales, creando media docena de yuntas de vacas serranas, únicas en todo el mundo.