La Comarca de Pinares ha vivido tradicionalmente de la explotación forestal de sus pinares comunales pero la fuerte crisis en el sector de la construcción dejo en la comarca más de quinientos parados. Para paliar la situación y persiguiendo las líneas que promueve el concepto de Soberanía Alimentaria, la C.R.C. encontró en la agricultura ecológica un medio de garantizar la subsistencia de estas familias.
Para estos fines, varias familias cedieron a la asociación, entre los años 2013 y 2015, unos terrenos de en torno a 3.200 m² de extensión para su transformación en huertos comunales. Estas fincas se dotaron de los servicios de riego y de la tecnología de invernaderos y abonados orgánicos destinados a la producción de alimentos para alrededor de cien familias. Se realizaron veinte parcelas de huertos sociales, cuarenta cultivos en invernadero y distintas parcelas de ensayo para especies compatibles con la agrosilvicultura de montaña como los frutos del bosque.
Pero fueron muchas las formas en las que se colaboró con la cooperativa agrosilvícola: los consumidores, un centenar de familias que firmaron un acuerdo inicial comprometiéndose a comprar los productos agrícolas que allí se recolectaban, los empleados de la C.R.C. que construyeron las instalaciones, así como los múltiples voluntarios que contribuyeron a su cultivo y mantenimiento.
Desde 2015, estas instalaciones se encontraban en estado de abandono, sin embargo, en el año 2018, la asociación retomó su proyecto con el HUERTO·ESCUELA de fines sociales y educativos. Este tipo de iniciativas son sumamente necesarias para las zonas rurales necesitadas de instalaciones que promuevan el desarrollo rural y, lo más importante, que mentalicen y capaciten a una población desmotivada para que vea esto posible y se encaminen líneas contra la despoblación.
Gracias a los empleados contratados con el apoyo del Servicio Público de Empleo de Castilla y León, en 2018 se inició este proyecto construyendo una caseta de madera para herramientas, delimitando parcelas individuales y un área común. Desde entonces, cada temporada y gracias a estas ayudas, el huerto se limpia con las ovejas del pastor local, se labra con un arado tradicional y vacas serranas autóctonas, se abona con el estiércol del ganado, se riega con agua de la cacera anexa a la finca y se cultiva con planta ecológica.
El año 2023, con la concesión de la convocatoria Solidarios Nacionales del Grupo Tragsa, la asociación pudo continuar con la mejora del HUERTO·ESCUELA financiando su mantenimiento, la adquisición de herramienta, materiales y planta ecológica y realizar una instalación fotovoltaica para el sistema de riego, además de talleres escolares, cursos de horticultura sostenible y ferias de agrosilvicultura ecológica.
En este huerto se cultivan gran variedad de verduras y hortalizas aptas para el consumo, ofreciendo la posibilidad a todos los interesados de participar, tanto directamente a través de un grupo de cultivo para gestionar sus parcelas de huerto y producir su propia cosecha, como siendo consumidor y recolectando directamente sus propios alimentos.
El objetivo es proporcionar a la población rural un espacio que les permita realizar actividades en contacto con la naturaleza, mejorar su calidad de vida con una alimentación saludable, aumentar su oferta de ocio, reforzar la idea de comunidad, fomentar la inclusión social con la relación interpersonal e intergeneracional, comprometerse con los problemas ambientales y mitigar la despoblación y el desempleo atrayendo a personas interesadas en la agricultura ecológica.