Txalupak y Carretas

Es posible que el inexorable paso del tiempo nos haya hecho olvidar el grandioso patrimonio marítimo de Burgos y su trascendencia en la creación de la ciudad, de Castilla, de España y de Europa. Los medios económicos y políticos que hicieron esto posible fueron fruto de la habilidad de los mercaderes castellanos, provechosos de su estratégica situación entre la meseta castellana y el mar Cantábrico.

Los extensos montes del Urbión, que dividen las cuencas del Duero y del Ebro, fueron organizados, por un lado, en las Cañadas Burgalesa y Soriana del Honrado Concejo de la Mesta,  y por el otro, en la Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros. Ambas asociaciones fueron fundadas por los Reyes Católicos, junto con el Consulado del Mar de Burgos, en 1494 y 1497, para facilitar el comercio lanero castellano. Aunque era el principal eje exportador burgalés, pronto este negocio derivó en otros, entre ellos, los seguros marítimos que en épocas de bonanza superó las mil pólizas anuales.

El intenso tráfico comercial no se ceñía sólo al Arco Atlántico, sino también a la Carrera de Indias de Sevilla, al Mediterráneo de las Especias y a Terranova y Canadá para la pesca del bacalao y la grasa de ballena que demandaban las grandes ciudades y que era empleada en el alumbrado de sus palacios y en la industria del jabón para el lavado de lanas.

Fue la investigadora canadiense Selma Huxley, quien estudió las operaciones de estos mercaderes con el Consulado de Mar y localizó cinco pecios vascos hundidos en Terranova, cuyos seguros habían sigo cobrados en Burgos. Parcs Canada localizó uno de ellos, la Nao San Juan de Pasaia, y lo reflotó de una forma tan ejemplar, que la UNESCO lo acuñó como símbolo mundial de la arqueología subacuática y fue publicado por la revista National Geographic.

Cuando en 1974, el equipo arqueólogo del Parcs Canada reflotaba los restos de este ballenero del siglo XVI también desenterraba, a muchos miles de millas marinas de distancia, la milenaria cultura armadora vasca, junto con la forestal y mercantil de Burgos y Castilla.

La asociación ALBAOLA, de Pasaia (Guipúzcoa), no tardó en recorrer la Península del Labrador en txalupak y contactar con Parcs Canada para conseguir los planos de la Nao San Juan y construir una réplica de la misma en un antiguo astillero convertido hoy en un museo: La Factoría Marítima Vasca, donde es posible ver en directo las técnicas ancestrales de carpintería de ribera.

Fue a través de la publicación “En Sierra Viva” como ALBAOLA descubrió la C.R.C. con la que estableció un acuerdo de colaboración para fabricar la pez naval necesaria en el calafateo.

Gracias al esfuerzo conjunto de estas dos asociaciones etnográficas se recuperó el histórico hermanamiento entre mercaderes y balleneros. La exposición “Txalupak y Carretas” en el MEH (Museo Evolución Humana) y la “XVII Ruta Carreteril” recreando la del siglo XVI desde el Consulado del Mar de Burgos hasta el puerto de Pasaia, son ejemplos de esta cooperación cultural.

Para conformar “Txalupak y Carretas”, ALBAOLA aportó materiales y herramientas de su museo permanente, mientras que la C.R.C. aportó pez naval, teas de distintas clasificaciones, un mástil de pino albar de dos siglos de edad del monte La Dehesa y un carro del pasado siglo cargado de vigas de pino.

La unión entre ALBAOLA y la C.R.C. es un intercambio cultural entre Pasaia y Quintanar, dos lugares dispares a los que el destino vuelve a conectar cinco siglos después.


 

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